El cuerpo es sabio, sabe cuando es la hora correcta para volver a la vida consciente, de hecho siempre vuelve, excepto por causa de fuerza mayor, a la realidad aunque sea con dos horas de teórico retraso.
Cada mañana laboral me sorprende el hecho inhumano y cotidiano que responde a no sé que automatismo aprendido por la fuerza de las necesidades impuestas o simplemente aceptadas, madrugar.
Hoy no es lunes, en teoría es un día más llevadero que el lunes, pero siento desmitificarlo, esta mañana también ha sido cruel la actitud del artefacto; ha provocado esa reacción tan poco natural, esa contradicción, la confrontación del deseo y el deber y lo ha hecho sin educación, sin tacto, sin una caricia, sin un simple por favor o una sonrisa al mirarle, de hecho, lo ha hecho con brusquedad.
Como casi todos los días el maldito instrumento cantarín me ha arrebatado mis sueños, a lo que he respondido henchido de valor y orgullo con la misma respuesta sumisa de siempre, espetándome un levántate y déjate de revoluciones mañaneras.
Como un zombi he realizado las tareas habituales, maldecir al despertador, engañarme con 10 minutos más de sueño intranquilo, desayuno frío con fruta de frente a la tele conectándome a la vida, cigarrito, ducha sin homenaje al sueño americano, lavado de dientes, un breve paso por el armario y listo para salir directo a pasar hora y media conectado al ensimismamiento en los diferentes medios de transporte antes de poder conectarme a una pantalla. Bravo, me suena a argumento de una comedia, lástima que sea real y encima sea protagonista.
Resulta un principio de día propio de Huxley, pero lo vamos a dejar en algo más banal, simplemente es la rutina de la generalidad, e incluso le podemos añadir bastantes ingredientes que pueden hacer más extrema si cabe la experiencia, pero no quiero hacer sangre con mi imaginación, bastante tienen los que experimentan la pócima.
No entiendo porque en la era de la modernidad y la evolución el ser humano cada vez es más innecesario, una parte engranaje de la vida, pero no la principal. Parece que solo cuando salimos del engranaje para meternos en otro parecido, pero sin horarios fijos es cuando nos sentimos bien, el resto simplemente es un medio, pero demasiado largo para un objetivo efímero.
Me pregunto donde están los principios griegos en la actualidad, donde perdimos el placer como punto de fuga de la vida. Eso sí fue evolución, riqueza y modernidad, todo dedicado al cultivo del alma y el placer. Construían, sí, lugares de ocio, de reflexión, de placer, pura filosofía de vida, pero ….. son historia, y nosotros puede ser que también.
Cada mañana laboral me sorprende el hecho inhumano y cotidiano que responde a no sé que automatismo aprendido por la fuerza de las necesidades impuestas o simplemente aceptadas, madrugar.
Hoy no es lunes, en teoría es un día más llevadero que el lunes, pero siento desmitificarlo, esta mañana también ha sido cruel la actitud del artefacto; ha provocado esa reacción tan poco natural, esa contradicción, la confrontación del deseo y el deber y lo ha hecho sin educación, sin tacto, sin una caricia, sin un simple por favor o una sonrisa al mirarle, de hecho, lo ha hecho con brusquedad.
Como casi todos los días el maldito instrumento cantarín me ha arrebatado mis sueños, a lo que he respondido henchido de valor y orgullo con la misma respuesta sumisa de siempre, espetándome un levántate y déjate de revoluciones mañaneras.
Como un zombi he realizado las tareas habituales, maldecir al despertador, engañarme con 10 minutos más de sueño intranquilo, desayuno frío con fruta de frente a la tele conectándome a la vida, cigarrito, ducha sin homenaje al sueño americano, lavado de dientes, un breve paso por el armario y listo para salir directo a pasar hora y media conectado al ensimismamiento en los diferentes medios de transporte antes de poder conectarme a una pantalla. Bravo, me suena a argumento de una comedia, lástima que sea real y encima sea protagonista.
Resulta un principio de día propio de Huxley, pero lo vamos a dejar en algo más banal, simplemente es la rutina de la generalidad, e incluso le podemos añadir bastantes ingredientes que pueden hacer más extrema si cabe la experiencia, pero no quiero hacer sangre con mi imaginación, bastante tienen los que experimentan la pócima.
No entiendo porque en la era de la modernidad y la evolución el ser humano cada vez es más innecesario, una parte engranaje de la vida, pero no la principal. Parece que solo cuando salimos del engranaje para meternos en otro parecido, pero sin horarios fijos es cuando nos sentimos bien, el resto simplemente es un medio, pero demasiado largo para un objetivo efímero.
Me pregunto donde están los principios griegos en la actualidad, donde perdimos el placer como punto de fuga de la vida. Eso sí fue evolución, riqueza y modernidad, todo dedicado al cultivo del alma y el placer. Construían, sí, lugares de ocio, de reflexión, de placer, pura filosofía de vida, pero ….. son historia, y nosotros puede ser que también.
1 comentario:
principeeto se pincha un poko.Si aguantar subnormales profundos dia tras dia es griego q venga zeus y lo vea.
ale, martin h, a seguil
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