Llega un momento en el que el reloj biológico es una plaga y no deja de explosionar por doquier. Momento este el cual piensas sobre las consecuencias como desvelos, preocupaciones, sacrificios de la propia vida, cambios de ritmo y preferencias.
Ante tantos cambios y tan contundentes, la conclusión “lógica” sería pensar que todo el mundo se vuelve loco o que el vil sexo afecta al seso y produce un estado de inconsciencia en el que personas normales creen que es una buena elección.
No más curioso de todo es cuando ya se han producido estos cambios o mejor dicho se sufren y la gente no deja de repetir constantemente que es lo mejor que han hecho, que todos estos sacrificios valen la pena por ver sonreír a los pequeñuelos rosados. Esto crea una duda importante, ya que la reacción no es lógica, sobretodo o solo para los no experimentados en el tema.
No hay que pasar por alto el peligro de la condescendencia con el deber hacer, con lo estipulado a lo largo de generaciones y opiniones ajenas. Este peligro puede llegar a tener consecuencias terribles, ya que hay que tener en cuenta todos los contras, pero mucho incauto se deja llevar por las buenas palabras.
Con esto una conclusión sería que existe una admiración hacia a la gente que es capaz de ser feliz con el sacrificio, que disfruta con él, ya que a cambio recibirá momentos imposibles de imaginar para el resto de los mortales. También se puede opinar sobre los egoístas que no cumplen correctamente con los deberes provenientes de la decisión, tan solo impulsados por la estadística que une la edad con los actos, ya que la infelicidad provocada puede ser igual de contundente que la potencial felicidad.
Después de esto simplemente queda afirmar que los tíos y tías viven estas experiencias de una forma mucho más suavizada, sin optar a los máximos, pero renunciando a los valles más profundos, una opción que mucho de los potenciales visitantes del paraíso de la felicidad se podrían plantear como opción, antes de caer en una situación de no disfrute de su realidad.
Abierta y voluntaria es la decisión, buena suerte para todos en el baby boom que me rodea.
Ante tantos cambios y tan contundentes, la conclusión “lógica” sería pensar que todo el mundo se vuelve loco o que el vil sexo afecta al seso y produce un estado de inconsciencia en el que personas normales creen que es una buena elección.
No más curioso de todo es cuando ya se han producido estos cambios o mejor dicho se sufren y la gente no deja de repetir constantemente que es lo mejor que han hecho, que todos estos sacrificios valen la pena por ver sonreír a los pequeñuelos rosados. Esto crea una duda importante, ya que la reacción no es lógica, sobretodo o solo para los no experimentados en el tema.
No hay que pasar por alto el peligro de la condescendencia con el deber hacer, con lo estipulado a lo largo de generaciones y opiniones ajenas. Este peligro puede llegar a tener consecuencias terribles, ya que hay que tener en cuenta todos los contras, pero mucho incauto se deja llevar por las buenas palabras.
Con esto una conclusión sería que existe una admiración hacia a la gente que es capaz de ser feliz con el sacrificio, que disfruta con él, ya que a cambio recibirá momentos imposibles de imaginar para el resto de los mortales. También se puede opinar sobre los egoístas que no cumplen correctamente con los deberes provenientes de la decisión, tan solo impulsados por la estadística que une la edad con los actos, ya que la infelicidad provocada puede ser igual de contundente que la potencial felicidad.
Después de esto simplemente queda afirmar que los tíos y tías viven estas experiencias de una forma mucho más suavizada, sin optar a los máximos, pero renunciando a los valles más profundos, una opción que mucho de los potenciales visitantes del paraíso de la felicidad se podrían plantear como opción, antes de caer en una situación de no disfrute de su realidad.
Abierta y voluntaria es la decisión, buena suerte para todos en el baby boom que me rodea.